La legislación vigente se centra en garantizar el bienestar y estado óptimo de la carne para el consumidor.
Existen junto a esto, guías de "buenas prácticas" llevadas a cabo por diferentes asociaciones y empresas para intentar mejorar las condiciones de los animales, puesto que la legislación en sí es insufiente/poco específica en este aspecto.
Si bien es cierto que existen profesionales que velan por la salud del consumidor, impidiendo que llegue a sus hogares comida en mal estado o que pueda hacerle daño directamente; la legislación vigente se encuentra en un camino sin salida aparente.
Los químicos y antibióticos inyectados a los animales para evitar la enfermedad de estos y la nuestra propia, son empleados muchas veces por parte de las empresas, como potenciadores del crecimiento o empleados para liberar el estrés de los animales cuando en muchas de las ocasiones, son retenidos en condiciones lamentables.
Es preciso por lo tanto, una renovación de la legislación por parte del gobierno, que evite vacíos legales como el mencionado y que vele tanto por el bienestar de sus ciudadanos como por el de los animales.
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